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LA NUEVA REFORMA EN EL EVANGELIO

Hace algunos años solía conversar a menudo con un gran amigo sobre diversos temas. Se nos iba la tarde filosofando y disertando sobre las religiones, la política, el ser humano… entre muchos otros tópicos; y cuando indefectiblemente él terminaba pidiendo mi opinión en algún asunto moral y/o ético desde mi punto de vista como cristiana, terminaba llamándome de forma jocosa “la reformadora de la Reforma”. Y esto porque él decía que yo difería en muchos asuntos con los cristianos convencionales que conocía. Claro está, que esto no era del todo cierto, ya que en los asuntos primordiales y en la doctrina de lo que es el evangelio contemporáneo yo estaba y estoy de acuerdo. En especial en que la única verdad está contenida en la Biblia, la cual es la Palabra de Dios; en que tenemos un Dios trino que se presenta como Padre, Hijo y Espíritu Santo; y en que la Salvación no es por obras sino por la fe, en el nuevo nacimiento al haber recibido a Jesús como Señor y Salvador. En asuntos secundarios